26 septiembre 2007

El Turista



No seas idiota, no soy tu amiga y no lo sería jamás.
Así era q había empezado la charla la noche en que me dí cunta de mis superpoderes.



Volví de laburar y decidí dormir en la casa cuando aparece Cristian con
una de sus nuevas "minitas" que a él tanto le gustan. Ella era una especie de púber en pleno desarrollo, con esos cuerpos que todavía no se terminaron de moldear por la misma mutación de crecer, tenía un
flequillo rolinga y ropa de ese palo, medio jipona y así como... comprada por mamá. La cara era linda pero redondona, unos 18 creo.



Cristian en cambio tenía unos 29 y estaba bastante maltratado por la
erosión del tiempo y las drogas, en sus brazos tenía tatuajes de todo
tipo, desde ñoñadas que detesto hasta ñoñadas que detesto. Él sabía que
que siempre que quería podía encararse a la q venga, y le encantaba
repetir las mismas secuencias los sábados en las fiestas a las que
concurríamos, donde su novia oficial terminaba cagándose a trompadas con
todas las "minitas" que se le juntaban en el mismo lugar. Cuando esto
pasaba, o sea, en el momento preciso en el que la novia oficial empezaba
a revolear puño por doquier, Cristian se alejaba un par de metros y observaba
todo el puterío que se armaba con un gesto de satisfacción casi
orgásmico sin dejar de tomar su vaso de cerveza... yo siempre pensaba
que él estaba teniendo una erección y que se moría de ganas por sacar su
pija y masturbarse adelante del teatro de gritos.



Me quedé a dormir entonces y pasé frío. Me levanté y bajando del
entrepiso me volví a caer como siempre que subo al entrepiso.


Los pibes estaban tomando mate con pan y manteca y ahí me sumé a la
ronda.


Cristian exibía su nueva conquista como cada vez que exibe, y la
rolinga no casaba una de la charla matutina, donde entre lagañas y gatos
concordábamos en que los punteros políticos, el clientelismo, y Susana
Guimenez eran lo mismo.

Ella sebaba el mate. Cristian nos mostraba como
le acariciaba los flotadores de la cintura, orgulloso, vacío y sobre todo
inseguro. NO, sobre todo vacío.


Con Cristian nos acostamos una vez, cuando yo era mas chica de todos
lados, y los dos andábamos tristes porque nuestros amores nos habían
roto el corazón. Andábamos por Mar del Plata y un par de años después
nos volvimos a cruzar pero no intimamos, digamos... no gracias.


La rolinga se fue y nos quedamos todos charlando y de a poco cada uno se
buscó algo para hacer y la mesa del desayuno se vació. Yo me quedé
charlando con Ramón porque me gusta hablar con él, siempre tiene algo
interesante para decir, algo copado para discutir, o nos fumamos uno o
no sé, es de esos tipos con los que me gusta perder el tiempo monetario
y ganar del tiempo mental-friuctífero.




Cristian estaba arreglando no sé qué caño cuando le alcanzo un mate y me
dice algo así como "seríamos la pareja perfecta nosotros, vos sabés, nos
llevaríamos re bien", a lo que creo que le respondí que no calificaba ni
yo para él ni él para mi.


A Cristian las mujeres que se ponía en la vida
le complicaban la existencia. Una vez una loka novia oficial lo quiso
prender fuego cuando dormía...medio maniática de los celos, había
entrado por la ventana de la casa de sus viejos donde él aún vivía y lo
roció con kerosene y cuando prendió el fósforo bué...no sé bien, pero
Cristian había safado. Historias como esas él tenía bocha, una vez
estuvo 5 horas hablando por teléfono con una que lloraba y gritaba
mientras él tomaba birra y fumaba su cigarro a la distancia. Otra se
había enpastillado, otra se había hecho un par de tajos en los brazos,
otra lo perseguía escondida tras los autos, de todo... ese era su perfil
de minita... a él le gustaba que sus conquistas lo superen en la locura,
no vaya a ser cosa que se sintiera fuera de lugar o trastornado.



Cristian nunca terminaba amando a nadie. Quería a tooooodddaaaasss, pero
de amar no hablar, es por esto que después de que me entregó el mate ya
tomado y con cara de galán, redoblé mi apuesta y le tiré una que decía
así: "vos vas por la vida como turista" y por dentro pensé "de raíces ni
hablar".

Lo que Cristian no sabía era que yo estaba profundamente enamorada de
él, pero no soy ni suicida ni incediaria, tampoco tan falopera, ni
carcelera.




Esa tarde después de mil secuencias más decidí retirarme a la mismísima
mierda; quería irme a dormir y llamar a Marito, que era una especie de
amante de los que te hacen sentir bien.

Marito no estaba.

Me compré un vino y puse una película en mi casa para ver mientras me
disponía a emborracarme.

Me golpean la puerta y entra Cristian.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos malcriadxs que se retroalimentan.. se comen sus viceras, sus nalgas, las bolas, las conchas, los loros, los perros, comen perros calientes, o sea, fotos de ellos comiendo perros calientes..
o comiendo como perros calientes

Anónimo dijo...

aca esta la carne..

Anónimo dijo...

aguante cristian castro, viva la revolucion!

Anónimo dijo...

que buenas historias

un día invitame a pasar una tarde de mateada o una noche de cerveza

soy el topo, vos me conocés, corrimos juntos por las calles de mar del plata cuando darth vader llegó

te acordás ?

bueno, invitame un día

beso

Unknown dijo...

hola, peeba!
muy lindo tu blos, che

yo quisiera escribir así también, pero no me sale... me siento re-pacata, la pucha

bueno, te mando unos besos
nos cruzamos por la vida o por almagro (jeje, siempre nos cruzamos por almagro)..

ati