09 junio 2008

La Fórmula



La Fórmula:

Cuando quiero escribir algo y no estoy inspirada, me aferro al primer recuerdo q se me cruce, y luego a los otros dos.


Por ejemplo:
El espejo de la casa de Drago.
La lágrima tatuada en la cara de un amor.
y el recorte de diario que muestra a mi viejo a los 7 años en el funeral de Eva Perón.
Tres sensaciones diferentes me generan estas imágenes
no existe el criterio en nada
es un vacío de consignas
y de denominadores comunes
Pensar en el espejo de Drago
me produce melancolía.
A los seis años mi mamá tironeaba de mis trenzas
y rociaba con cuasia amarga mi cabeza
como si fuese una ensalada.
El espejo se quedó en casa
cuando mamá se fué.
Entonces recuerdo a Gabriela
fotografiándose los bellos púbicos
y yo escribía canciones
frente a un porro.
La mejilla y la lágrima
me deja un hueco lleno de historias.
amor colapsado porque tuvo que hacerlo
Los ojos revolotearon
cual gesto de locura tribial
la locura dejó de simpatizarme
Un invierno cálido
me transformé en una bailarina exótica personal
me encantó detestarme.
El desarraigo del vientre
el derrame de cesos
y el amor latente perenne y ciego.
La lágrima que llora
por mi maldita rabia llora
y yo la absorvo tatuada con sangre
con mis labios y mi memoria
y no se cerró el libro que quemaron
los censores oníricos.
Y de chica en lo de mi abuela
una caja horrible guardaba fotos
de muertos en un terremoto en Neuquén en 1930
y otros candados.
Un recorte de diario
mostraba a mi padre
en el velorio popular de eva perón.
Siete años él.
La foto muestra al general
con manos simil racimo de porongas
tomando la pequeña cabeza de mi padre infante.
El recorte lo robé
lo quemé
lo trituré
lo mastiqué
y ahora entiendo.
fue el toque mágico
barita o bastonazo
las manos ya no estan
y el cerebro de mi viejo....
tampoco.

2 comentarios:

guaznimu dijo...

ay nena qué final, "las manos ya no están..." bien! me yegué por plebeya, que sigan los encantamientos-detestamientos que sigan

guaz dijo...

ay...